La séptima fecha de Beéle en el Movistar Arena de Bogotá fue, sin lugar a dudas, un éxito total. Música, invitados de lujo y una atmósfera urbana llevaron al público a cantar de principio a fin con sencillos ya emblemáticos como Loco, Mi Refe, Frente al mar y otros temas que hoy hacen parte del repertorio de muchos.
La noche del 17 de diciembre ratificó el momento histórico que atraviesa el artista barranquillero, quien volvió a llenar el recinto capitalino con un espectáculo fiel a su esencia.
La puesta en escena estuvo marcada por un paisaje selvático, un cuerpo de bailarines de alto nivel y una energía constante que se sostuvo durante todo el show. Además, el concierto contó con transmisión exclusiva a través de la aplicación de RCN Radio y del Canal RCN, ampliando su alcance a miles de seguidores en todo el país.
Desde los primeros minutos, Beéle logró una conexión inmediata con el público gracias a un repertorio que reflejó su evolución musical y su identidad caribeña. Sin embargo, los momentos más emotivos y comentados de la noche llegaron con la aparición de invitados especiales que elevaron la experiencia a otro nivel.
Uno de los instantes más celebrados fue la llegada de Elvis Crespo, a quien el propio Beéle presentó como una verdadera leyenda. Juntos interpretaron La patadita, su más reciente colaboración, desatando una auténtica fiesta en el Movistar Arena y confirmando la química entre dos generaciones de la música latina.
La sorpresa no terminó ahí. Minutos después, la atención del público se trasladó a uno de los laterales del recinto, donde apareció Ozuna. Su entrada no fue por el escenario principal, sino desde uno de los palcos, en una jugada que tomó por sorpresa a los asistentes. Ambos artistas se unieron para interpretar Ale, Te Culié y Volcán, provocando uno de los momentos más comentados de la noche.
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Así nació Stendhal, el álbum que unió a Ozuna y Beéle en 2025
La unión entre 'el oso', alter ego que ha acompañado a Ozuna desde la era Odisea, y 'el gorila', imagen que identifica a Beéle, parecía improbable. Sin embargo, lo que en la naturaleza sería peligroso, en la música resultó explosivo. La conexión entre ambos artistas se tradujo en un proyecto conjunto que tomó forma a lo largo de varios meses de trabajo entre Puerto Rico, Bogotá e Ibiza, ciudad que se convirtió en el epicentro creativo del álbum Stendhal.
Las primeras señales de este trabajo aparecieron meses atrás, cuando Ozuna y Beéle presentaron Ale, el primer sencillo del proyecto, durante los Premios Billboard de la Música Latina en Miami. La confirmación definitiva llegó el 5 de diciembre, fecha que coincidió con el lanzamiento oficial del disco y con la primera portada conjunta de Billboard Colombia, protagonizada por ambos artistas.
Para Beéle, quien atravesó un año clave con presencia en el Hot 100 Colombia y su primera nominación al Latin Grammy, Stendhal representó “hacer historia de una manera divertida”. Para Ozuna, en cambio, el proyecto significó un reencuentro con la espontaneidad creativa. “Las cosas cuando no se planean, salen mucho mejor”, aseguró el puertorriqueño.
El álbum nació durante un viaje a Ibiza, marcado por largas madrugadas de grabación y una luna naranja que terminó definiendo la estética visual del proyecto. Fue allí donde ambos conectaron con el llamado síndrome de Stendhal, esa reacción emocional intensa frente al arte que dio nombre al disco. “Es esa sensación que te eriza la piel o te deja sin palabras. Eso queríamos provocar con la música”, explicó Beéle.
Con 15 canciones, sonidos que mezclan reguetón, afro y dembow, y una narrativa construida desde una conexión real y orgánica, Stendhal se consolidó como un proyecto disruptivo dentro de la música urbana. Y mientras Beéle avanzó hacia su octava fecha en el Movistar Arena, dejó claro que lo vivido en esta séptima noche no fue solo un concierto más, sino otro capítulo de una historia musical que continúa creciendo.

